jueves, 14 de octubre de 2010

Lo que pasa un día

Hoy me posé ante la inclemencia de tus ojos,
y lloré, y lloré, y lloré, por palabras ociosas de tu padre.

No me mires así mujer, No me mires así que me dan ganas de no perderte nunca.

No pongas tus ojos en mis ojos mujer, no los pongas...

Hoy me introducí en la dureza de tu llanto. y ví, el reflejo de tu alma, pura, humana, carnal. 

Hoy te ví como una niña, hoy te ví como la niña de mis ojos, como la niña de mi vida.

Al cabo no eres más que la mujer de mis sueños, Damita.


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