jueves, 28 de abril de 2011

Me envuelven las ganas de dejarlo todo
a ella
a Dios
a todos
a tí
Sólo por una noche.
Que pueda pernoctar a tu lado
y tocarte
y decifrarte
y buscar el paraíso en el medio de esos labios carnosos.
Y escuchar tu risa alegre y melódica como susurro en un oído
y quitarte la ropa
e imaginarte
púgil y pristina
de tez blanca como los lácteos
Y, al final, no dejar ni un espacio con ausencia de color.

Hay microsegundos en los que me vuelvo loco
me muelo cada parte de mi cerebro
buscando decifrarte
decifrarme
decifrarnos juntos

Buscar el porqué
y el cuándo
y el cómo

Saber por qué es que me gustas sólo a veces
saber por qué mi amor por tí no alcanza a ser lo suficiente para dejarlo todo
saber por qué  me dan ganas de tocar tu cuerpo pristino y puro
saber por qué me dan ganas repentinas de transgredir tu moral y la mía
y traicionar mis ideales
y traicionar mi vida
sólo por tener una noche al lado de tu sonrisa, de tu mirada, de tu pequeño y diminuto cuerpo, que estemos lejos de ella y de él.

No lo haré de todas maneras
La oxitocina y la dopamina que despiertas no alcanzan a tener la fuerza para moverme el músculo.
Sin embargo
cuando se acumulan
y pasan los días
y pienso en las noches
por qué dejo de verte
por qué no estás
te veo
y me siento a escribir
y me siento a pensar
el porqué.
Cómo sería si te dejo de ver 1000 días
Me vuelvo loco pensando en tus labios carnosos las mil noches.

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